¿Te cuesta dormir, tienes recuerdos intrusivos o te sientes en constante estado de alerta tras haber vivido una experiencia difícil? Es posible que estés enfrentando un Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), una condición que puede afectar profundamente la forma en que piensas, sientes y te relacionas con el mundo después de haber vivido un evento traumático.
El TEPT no es una señal de debilidad. Es una respuesta natural del cerebro ante situaciones extremas como accidentes, violencia, abuso, desastres naturales o pérdidas significativas. Cuando el impacto emocional no logra procesarse adecuadamente, el trauma se queda “atascado”, y el sistema nervioso sigue respondiendo como si el peligro aún estuviera presente.
Señales comunes del TEPT:
- Recuerdos recurrentes e involuntarios del evento traumático (flashbacks)
- Pesadillas frecuentes relacionadas con el trauma
- Reacciones físicas intensas ante estímulos que recuerdan el evento
- Evitación de personas, lugares o situaciones asociadas al trauma
- Cambios negativos en el estado de ánimo o en la percepción de uno mismo o del mundo
- Hipervigilancia, sobresaltos intensos o dificultad para concentrarse
¿Cómo se trata?
Desde la Psicología Clínica, el TEPT puede abordarse con enfoques respaldados científicamente. Entre los tratamientos más efectivos se encuentra la Terapia Cognitivo-Conductual centrada en el trauma, incluyendo técnicas como la Exposición Prolongada y la Reestructuración Cognitiva. También se utilizan intervenciones como el EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), avaladas por la evidencia clínica (American Psychiatric Association, 2013).
El tratamiento se centra en ayudarte a:
- Comprender tu experiencia traumática desde un lugar seguro
- Recuperar el control de tus pensamientos y emociones
- Reducir los síntomas intrusivos y de hipervigilancia
- Reconstruir una vida plena, con relaciones sanas y sentido de propósito
¿Por qué es importante buscar ayuda?
El trauma no tiene por qué definir tu vida. Con el acompañamiento adecuado, es posible sanar, reconectar contigo mismo y volver a sentir tranquilidad. La terapia psicológica no solo te ofrece herramientas, sino también un espacio de validación, comprensión y contención.
Recuerda: Pedir ayuda no es rendirse. Es un acto de valentía que abre las puertas a la recuperación.
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