Cuando ir a la escuela deja de ser seguro
El bullying, también conocido como acoso escolar, es mucho más que una simple «etapa» o un problema entre niños. Se trata de un patrón de agresión sistemática que puede dejar heridas emocionales profundas y duraderas tanto en quien lo sufre como en quienes lo presencian.
¿Qué es el bullying?
El bullying implica conductas repetidas de intimidación, humillación, exclusión o violencia física o psicológica hacia un compañero o compañera. Puede manifestarse de forma directa (insultos, golpes, burlas) o indirecta (difamación, aislamiento social, acoso en redes sociales).
Según la American Psychological Association (2013), este fenómeno puede generar consecuencias serias como:
- Ansiedad, depresión y baja autoestima
- Dificultades académicas
- Aislamiento social
- Pensamientos autolesivos o suicidas
Además, no solo afecta a la víctima. El bullying también impacta negativamente en el agresor, los observadores y el ambiente escolar en general, deteriorando la convivencia y el desarrollo socioemocional.
¿Cómo puede ayudar la intervención psicológica?
Como profesionales de la salud mental, abordamos el bullying desde una perspectiva integral, trabajando con la víctima, la familia y, cuando es posible, el entorno escolar. Algunas estrategias incluyen:
- Terapia cognitivo-conductual: para trabajar la autoestima, el manejo emocional y las habilidades sociales de la víctima.
- Psicoeducación: dirigida a padres, docentes y estudiantes sobre el impacto del bullying y cómo actuar frente a él.
- Intervención con el agresor: promoviendo el reconocimiento del daño causado y fomentando conductas empáticas y prosociales.
- Acompañamiento familiar: orientando a los cuidadores para brindar apoyo emocional efectivo y promover la comunicación.
¿Por qué es importante actuar a tiempo?
El silencio y la normalización del acoso solo lo perpetúan. Identificarlo y actuar de forma temprana es clave para evitar consecuencias a largo plazo. La escuela debe ser un lugar seguro para todos los niños, niñas y adolescentes. Y como sociedad, tenemos la responsabilidad de construir entornos libres de violencia.
Buscar ayuda psicológica es un paso hacia la protección, la contención emocional y la recuperación de la confianza.
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